Simple y puro

Uno de los textos más bellos y mejor acabados que jamás escuché, lo escribió Sonia para recitarlo en uno de sus espectáculos. En él relataba, entre otras cosas, la sencilla pero increíble experiencia que es surcar una ciudad (Barcelona, en esta caso) de noche, transportada en un coche armado con una música potente y empática. Simple y puro, es algo que todos hemos sentido innumerables veces a lo largo de nuestra vida.

Hoy sábado, terminamos el otro taller que estamos dando en la sede de la AECID de Sao Paulo, uno de formación de formadores con la herramienta del Bordergames. Al salir, nos dirigimos a la inauguración del flamante Museo de la Imagen y el Sonido y Medialab de la megápolis, para pimplar todo lo posible y liarla un poco.

Rodrigo y Habib, son dos talleristas la mar de majos que nos acompañan, se ofrecen tras los canapés a continuarla en su casa en lo alto de un cerro Paulista.
Nos montamos en el coche y Habib nos da una lección de como se conduce en esta ciudad-ciudad. A todo rabo, mientas suena Extrawelt, cruzamos Sao Paulo a mil por hora. Anochece, llueve, volamos por mil atajos, mil avenidas, mil bifurcaciones, mil sonrisas, mil cruces gravemente peligrosos.

Y entonces, algo turbado, mis pupilas se abrieron y sentí que me desligaba de mis ataduras. Me dejé arrastar por la corriente sin fin que fluye por entre éste ser vivo descomunal llamado: Ciudade de Saô Paulo. Y fue también, cuando empecé a comprender que este lugar tan amable y tan vivo, Brasil, es posiblemente uno de los países más poderosos del planeta. Quizá, de hecho con China, su futuro próximo.

Insisto, simple y puro.
D.