El mundo feo

Este país ha pasado, casualmente coincidiendo con mi propia existencia, de paraíso a infierno.
En realidad, el final de los años sesenta ya fue calamitoso, sobre todo para la costa y las grandes ciudades. Pero, estos últimos años se ha materializado el horror por todos lares.

Ayer, hicimos una excursión a Segovia, en autobús lo largo, andando lo corto. El panorama de camino y en la zona era desolador: autopistas tan espantosas como inservibles (crímenes sin razón contra montañas y rocas milenarias para que el contribuyente atocinado pueda conducir aunque no le haga falta), árboles resecos por doquier, centros de la vida basura y comercial sin sentido y sin límite, chalets, chalets, chalets, chalets, chalets, y más chalets adosados en parajes que como mínimo deberían ser Parque Nacional, supuestas vivendas en las cuales sólo imaginar pasar en ellas cinco minutos me dan ganas de vomitar...
¿Arrasar tanto, para qué? ¿Por dinero? No lo veo.

La gente dormitaba en el autobús y yo, de vuelta a Madrid, miraba los alrededores de esa autopista norteña horrorizado. Y pensé que al resto de la gente les daba igual.

España se ha vuelto un país feo (la foto de la costa de Alicante), desagradable y más vulgar, si ya cabía. El resultado del trabajo de toda una generación. Enhorabuena a todos.
D.