2.17.2009

Vuelve el humo

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Si, mi agujero es un agujero de mala suerte. Hace un tiempo el uso del cigarrillo en ciertos espacios públicos se controló con una ley, que ha ido cayendo como las fichas de dominó.
De nuevo, sin darme cuenta de cómo, me encuentro otra vez rodeado de humo. En mi trabajo, en mi casa, por doquier. Las gentes que me rodean mezquina e incomprensiblemente vuelven a fumar a hurtadillas. Haciéndose los tontos agitan sorprendidos el aire a su alrededor con un movimiento como de espantar una mosca. También, se plantan orgullosos, armados con esa arrogancia chulesca que es tan típica del español y que siempre se acompaña con un gesto de te perdono la vida.

Yo, vuelvo a bajar la cabeza, acostumbrado a base de agravios a que no importe mi opinión sobre los deseos ajenos.

Mi agujero se llena otra vez de humo. El humo que emana de una fábrica laboriosa y de eterna presencia, que no es más que la metáfora del siglo XX y de su capitalismo industrial: El amo nos quiere esbirros. Pero, nos prefiere adictos.
D.

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