2.14.2009

Desayuno

Les preparé café, zumo de naranja, huevos.
Las dos se lo tomaban sonrientes sobre la cama, apenas tapadas por las toallas de la ducha.
Reían fuerte y sus cuerpos bellísimos y cimbreantes, reposaban tras una noche de amor intensa. Entre ellas, en mi habitación.
Propuse ir al museo y salir un poco.
Estaba bien. Daba igual. Ellas ya estaban satisfechas. Ellas estaban felices.
D.

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1 comentarios:

Blogger Mundomacondiano ha dicho...

so no hay mayor felicidad que esas sensaciones indescriptibles... fascinantes... sedosas...

me alegra vuestra felicidad...

sábado, febrero 14, 2009  

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