10.21.2008

Masajes y Bollywood

Añoré el pasado. Sentí que muchas cosas que había echado a perder eran buenas. Pensé que suelo errar casi tanto o más, como suelo acertar. Deseé que el tiempo retrocediese para arreglar tantos desaguidasos injustos que había provocado.

Mientras, sus manos acariciaban mis nalgas. Dos horas después, el masaje me hizo efecto y me adormilé como por efecto de una droga. En el restaurante de Lavapiés donde había quedado después para una celebración con unos amigos, la gente reía, fumaba, chillaba, mientras yo, mudo, miraba hipnotizado en la macrotele una serie de vídeos de coreografías de Bollywood.
Los gestos, los fondos y decorados, las ropa, los movimientos sincopados de los bailarines. Resaltaban lo obvio, lo cursi, pero lo elevaban a la altura de arte.

Sentí entonces que comprendía el sentido de lo que pasaba en mi vida.
D.

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