“Cómo me saqué el carnet sin pisar una autoescuela”
A continuación, corto y pego el artículo de Iñaki Berazaluze en Yorokobu.es y su meneo correspondiente también aquí:
“Todo conductor que se haya sacado el carnet de conducir en España ha pasado por un proceso casi calcado: apuntarse en la autoescuela, estudiar el código de circulación en un aula, hacer un porrón de tests, examinarse del “examen teórico”, aprobar tras “x” intentos, recibir las diez o más clases de conducir de rigor y, de nuevo, afrontar el examen final, conocido como “el práctico”. ¿Todo conductor? No: un irreductible ciudadano de Majadahonda se convirtió el pasado mes de Noviembre en el primer español en conseguir el carnet de conducir por libre, con su propio coche y su madre como “profesora”. Y todo dentro de la más estricta legalidad. Esta es su historia:
Los antecedentes
A los 20 años, Gabriel Lucas se apuntó a una autoescuela con intención de hacer lo propio de cualquier chico de su edad: sacarse el carnet de conducir. Pagó la matrícula (30.000 pesetas de las de entonces) pero, por una serie de circunstancias laborales y geográficas, no pudo empezar el proceso descrito arriba. Cuando años después volvió para empezar de cero, la academia le exigió que pagara de nuevo, dado que aquel pago inicial “había caducado”.
El teórico
“No estaba dispuesto a volver a pagar, así que me informé y averigüé que cualquier particular puede examinarse por libre, una vez pasado el test psicotécnio (alrededor de los 30€) y satisfechas las tasas de tráfico”: 85 euros, que dan derecho a tres exámenes, de modo que es posible suspender una vez el teórico o el práctico, recuerda Gabriel. En su caso, logró aprobar a la primera, tras estudiar con un manual de circulación y libros de tests para preparar el examen.
La investigación
Aquel primer éxito dio alas al majeriego. Si había podido salvar el primer escollo por libre, ¿sería capaz de hacer lo propio con el segundo, el temido “práctico”? “Encontré en Internet una página en la que se hacía referencia a la “Licencia de Aprendizaje de la Conducción”, que se podía solicitar a la DGT y que te permite examinarte sin pasar por una autoescuela o por el Ejercito”, recuerda el protagonista.
La página web de la DGT no era muy clara al respecto, de modo que “acudí a la Jefactura Provincial de Tráfico de Madrid y, después de revisar la legislación junto a los amables trabajadores de la DGT, comprobamos que sí, que nada impedía solicitarla”. Eso sí, no era nada sencillo cumplir todos los requisitos.
El coche
Aunque la ley permitía esta vía autónoma para obtener la licencia de conducir, un requisito técnico complicaba el asunto: para aprender a conducir y presentarse al examen era requisito disponer de un coche con doble mando, es decir, dos juegos de pedales, el del conductor y el del copiloto, los mismos que se utilizan en las autoescuelas. “Yo no tenía ni siquiera coche, así que empecé las gestiones para conseguir uno usado de autoescuela, pero fue imposible”. Por suerte, un familiar le regaló un coche que estaba a punto de jubilar. Nuestro héroe llevó el coche al taller al que acuden la mayoría de las autoescuelas a modificar sus vehículos y le colocaron el juego extra de pedales por el módico precio de 550 euros.
El seguro
“Eso fue peliagudo, porque ninguna aseguradora privada quería hacerse cargo, acudí a más de cinco a explicarles mi caso e incluso me tuve que colar en alguna de ellas a hablar con los “jefes”, ni siquiera la compañía que asegura a las autoescuelas me quiso escuchar, así que no me quedó más remedio que acudir al Consorcio de Compensación de Seguros, la institución pública que se encarga de asegurar lo que las empresas privadas no aseguran. Lo logré, pero al doble del precio de mercado: 600 euros”.
Las “clases”
Con su flamante Honda Accord repleto de pedales, emprendió la tarea de buscar un acompañante con el que aprender a manejar. “Según la ley vigente tiene que ser alguien con más de 5 años de carnet y ninguna sanción grave en los últimos 3 años”, explica Gabriel. Tras dos candidatos que no pudieron ser, a la tercera fue la vencida y la elegida fue su madre.
Tras cumplir todos los requisitos y realizar la solicitud de la licencia, por fin, salió de la Jefatura Provincial de Arturo Soria con una “L” roja, un caso tan poco frecuente que ni los más veteranos de la DGT habían visto jamás.
Durante tres meses, aprendió a conducir por las caminos, carreteras secundarias, pueblos y, finalmente, por la zigzageante autopista de La Coruña. Prueba superada: listo para afrontar el examen.
El práctico
El pasado mes de noviembre, con su Honda y su madre de copiloto se presentó en el centro de exámenes de Móstoles dispuesto a hacer historia. No sería esta vez. “Suspendí -recuerda compungido- Hice el examen bien, pero la cagué aparcando”.
Pero lo peor no era eso, sino que su licencia estaba a punto de caducar (tiene validez de ocho meses), y le dieron cita para examinarse precisamente el día que caducaba su licencia. Era su última oportunidad, ya que la licencia de aprendizaje sólo la conceden una única vez por persona y vida.
Dos semanas después, tras un intensivo de ocho horas aparcando, volvió a intentarlo. Con los nervios a flor de piel y flanqueado por su madre y el examinador de la DGT, logró aprobar.
Aquello fue un hito en la historia de la DGT: era primera persona que obtenía el permiso de circulación solicitando la licencia de aprendizaje. “Llamaron a los más veteranos en Móstoles para comprobar que, efectivamente, era el primero en obtener el carnet por libre”, recuerda mientras muestra ufano su licencia provisional.
El balance
Conseguir el carnet de conducir al margen del sistema establecido de autoescuelas le ha costado, dos años, casi 2.500 euros y un sinfín de tiempo y esfuerzo invertido en indagaciones, consultas y esperas… Aparte de que le tomaran por loco en varias ocasiones.
“Habría ahorrado bastante tiempo y dinero si hubiera encontrado información al respecto. El proceso normal ronda los 1.300€ si tienes un coche antiguo que adaptar y no es excesivamente complejo”.
Pero el motivo no era económico -aclara- sino una cuestión de principios: ”Tenía ganas de explorar otras vías y poner de manifiesto que hay cuestiones que la sociedad da por hechas que se pueden cambiar para mejorarlas”.
De algún modo, ha allanado el camino para que otros hagan lo propio (sus hermanos menores y primos, que ahora lo tienen mucho más fácil) y guarda como herencia un coche con seis pedales y un grato recuerdo de las clases con su madre: “He dado más clases prácticas y durante más tiempo que las que hubiera dado en la autoescuela. Además me he tenido que informar mucho y esto me ha servido para aprender mejor y concienciarme sobre la educación vial y el uso excesivo que se hace del coche.”
Durante su indagación por las instancias de Tráfico (“cuyo personal se ha portado de maravilla”, dice) averiguó que el Gobierno estudia una reforma legislativa llamada“conducción acompañada” para permitir un modelo mixto entre autoescuela y clases prácticas acompañadas de forma que los candidatos aprendan a conducir con sus mayores, un clásico que hemos visto en las películas americanas que ya se aplica en países europeos como Francia o Alemania.
Todo el proceso que le ha llevado a lograr el carnet de conducir por libre está explicado con detalle en una página web con la que pretende animar a otros futuros conductores a transitar la ruta que él ha abierto.
Más información en Carnet Libre.
Todo sobre la Licencia de Aprendizaje de Conducción, en el BOE.
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