Chonis lesbianas
Salen por primera vez en sus vidas, todas juntas al centro de Madrid. En el vagón del cercanías una de ellas reclama al resto su atención torpemente, a base de apretarse, de jugar al roce, al "dame un beso".
Salvo por estos arrebatos, no se diferencian de otro grupo de chicas del extrarradio de Madrid.
Se conocen del insti, del equipo de fútbol.
Salen por primera vez a una discoteca de Gran Vía. Si les paran en la puerta, se irán a Mostenses, a esa hora ya estarán tan pedo que se dejarán caer donde sea.
En este grupo de adolescentes, las hay más normalitas, más pijillas, más L World, son, al fin y al cabo, un grupo de chonis de extrarradio. Se gritan, se tocan, responden a la llamada de un móvil que suena a r'n'b.
El tren se ha parado en la entrada a Madrid. Se suben dos chavales, uno de ellos es una chica trans, durilla, piercing, rapada, bonita, chulita, como ellas, de no más de 17 años.
Una de las chicas se levanta (la pijilla de bucles rizados) y se acerca a ella. Se conocen de clase, se hablan, la malota la requiebra, mientras la besa en la boca. No son novias, es que la otra va de dura, de lanzada. La rubia vuelve con sus amigas, que cuchichean.
Los dos chicos se bajan. Ha quedado con ella, luego en la Gran Vía.
D.
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