8.25.2009

Lluvia

Reconocí a un niña que fotografiamos el año pasado. Digo fotografiamos aunque no fui yo el autor. Mi cámara volaba de mano en mano como la falsa moneda.
Esa mañana, recién llegados al centro educativo de la favela, casi no había nadie, pues fue el día que no hubo actividad por culpa de las precauciones contra la gripe. La niña, a pesar de ello, estaba en el patio, jugando con su hermano.

La llamé, le dije que tenía una foto suya, no me creyó. Les llevé a la bibloteca donde estabamos y proyecté su foto.
Se quedó alucinada, y se río tímida, apenas tiene seis años. Ella y su hermano menor jugaron un rato al videojuego y se fueron. El resto de los días nos encontramos con su grupo, el de los pequeños, al entrar y nos saludamos.

Hoy Leandra, la jefe de actividades del centro, nos habló de ella. Habían estado grabando con Leticia a los niños del patio. Ella estaba allí, con los otros. Tomaron imágenes. Al poco, su tío vino a llevársela a casa.
Acababan de asesinar de un tiro a su padre.

Llueve sobre Sâo Paulo.

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