Quiero vender mi compañía

Madrid-Cádiz, Cádiz-Madrid, en un breve fin de semana.
Recorrido agotador, pero terapéutico, dentro un incómodo coche alquilado. Charla sinfín, acompañada de alguna alucinación entre cunetas y moteles de la carretera de la España profundísima.

Durante las 16 horas de coche (sólo yo tenía carnet) y conversación, elucubraba sobre mi ansia de relacionarme con la gente de otra manera.

Pasé de las palabras, al deseo de formalizar como producto, una actitud sexual hacia las personas tan dura, exigente y morbosa como la mía. Me fue incluso posible llegar a concebir un discurso coherente con mi forma de pensar y vivir la vida.

Soñé con prostituirme como un estricto amo sadomasoquista.

Y me pareció una excelente idea.
D.