Cuatro de la mañana
Caminando juntos hacia la parada del autobús nocturno.
Las palabras se han acabado. No me salen. Perdona.
La noche es cálida y está salpicada de pequeños grupos de ciclistas que cruzan las avenidas desiertas como niños jugando.
Ni siquiera tú y yo andamos juntos. Ni siquiera nos tocamos la punta de los dedos.
Recuerdo como hace muchos años ya, te amé una noche muy parecida a ésta. Una noche cálida de refugiarse en las esquinas, de amarse bajo una luna de neón. De ceñir tu vestido corto y lamer tu sexo húmedo al fresco de Madrid.
Ésa noche.
Y me abrazas y me besas en los labios, antes de subir al abarrotado autobús en el que te vas de mi vida.
Una vez más.
D.
Etiquetas: amor verdadero, animales que se comen la cabeza de sus amantes, hormonas y rimel para ser feliz, madrid, mi vida es asín
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