8.15.2012

Deseo dominado



Tus dedos dominan mi pelo, se enredan en mi mente, y tu mano busca ahora mi boca húmeda en un golpe seco.
El cuero se planta en mi píe: rápido, rígido, certero. Recorres la marca con tus labios lentos y vuelves a cortar el viento y la piel. Ni un solo grito.
Buscas un giro de 180º y lo trasladas a mi tobillo, a mi pierna, a mi nalga. Buscas en ella una nueva diana y aciertas con ganas. Ni un solo grito.
Devuelta a la media vuelta, con ganas de nuevos aciertos, expongo los objetivos: los muslos, las ingles, el coño. Ni un solo grito.
Dos dildos. El primero impulsado por tu pelvis. El segundo seguido de bofetadas al plástico y tus palabras: “en esta casa solo habrá pollas de silicona, para otras de verdad tendrás amantes”.
Yo me masturbo, tu gimes, yo me corro, río y lloro… nos abrazamos.

Fue la única vez que dominaste mi cuerpo, no mi deseo.

De Eva Versus: deseo dominado
D.

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