Placeres del adulterio
Un buen gin-tonic antes de una buena película en un cine casí vacío, un paseo a las montañas, la vuelta leyendo ese diario tan duro e inmenso de Ribeyro.
El placer de la soledad, mientras ella gozaba feliz con la visita de su amante enamorado.
Sólo puedo decir, gracias.
D.
Etiquetas: amor verdadero, En Madrid, felicidad, Peru me la pone dura, residencial chichi, sexo
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