4.20.2009

Fracasos

Sería muy valioso para todos poder contar con ese mapa de decepciones, poder disponer de los más variados análisis de por qué fracasaron unos y otros en pequeñas cosas casi invisibles. Serían útiles todos esos análisis y, por mucho que en ellos también los escritores volvieran a fracasar, no por eso dejarían de aportarnos en sus confesiones un material muy precioso, próximo a la revelación: tal vez, oro en paño para las nuevas generaciones y, en todo caso, material de encuentro.

Pero el rencor, la mirada ruin y la amargura sempiterna de los mediocres, como en tantas otras cosas, impiden el avance. Cabe esperar que un día les envenene su propia mediocridad y el mapa de decepciones pueda por fin dejar de ser una decepción más del propio mapa, y el mundo entonces, quién sabe, incluso mejore. Ligeramente, claro. Tampoco hay que ser muy optimistas en semejante asunto, pues ya se sabe que, a fin de cuentas, en todo acabamos fracasando siempre. Estrepitosamente, claro.

Enrique Vila-Matas.
Vía Rubencito.
D.

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