Piso en Argüelles
Ella era supervisora.
Cada seis meses viajaba a España y se quedaba dos noches.
Dejaba a su marido y dos hijos y volaba desde Berlín hasta la sede de su empresa en Madrid.
Se encontraban por la tarde en el piso que le ponían a su disposición en el barrio de Argüelles.
Eran amantes desde la universidad, cuando ella vino con la beca Erasmus.
Desde su retorno forzoso a Madrid, se habían vuelto a encontrar. Y, en estos cortos fines de semana se dedicaban casi todo el tiempo la una a la otra. Esas noches follaban, se vestían y se arreglaban juntas, se hacían fotos, se reían y siempre salían de marcha, como en aquellos tiempos de universidad.
Al cabo de las dos noches, se despedían con un largo polvo al amanecer.
Y las cortinas del piso se volvían a cerrar hasta seis meses después.
D.
Cada seis meses viajaba a España y se quedaba dos noches.
Dejaba a su marido y dos hijos y volaba desde Berlín hasta la sede de su empresa en Madrid.
Se encontraban por la tarde en el piso que le ponían a su disposición en el barrio de Argüelles.
Eran amantes desde la universidad, cuando ella vino con la beca Erasmus.
Desde su retorno forzoso a Madrid, se habían vuelto a encontrar. Y, en estos cortos fines de semana se dedicaban casi todo el tiempo la una a la otra. Esas noches follaban, se vestían y se arreglaban juntas, se hacían fotos, se reían y siempre salían de marcha, como en aquellos tiempos de universidad.
Al cabo de las dos noches, se despedían con un largo polvo al amanecer.
Y las cortinas del piso se volvían a cerrar hasta seis meses después.
D.
Etiquetas: amor verdadero, sexo
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