Derribar

José G. Concepción, trabajador culto y sensible de RTVE y aficionado a la historia y a la pelota, ha rescatado un par de materiales impresionantes de los inasequibles, para el resto de los mortales, archivos del ente. Frontón Recoletos (1973) y El ocaso de las pelotaris (1978). En ellos podemos ver, con nuestros contemporáneos ojos, algunas viejas historias que hablan sobre la situación del juego del pelota en España, sus datos, su proyección internacional, conflictos laborales o de género y se anuncia su futuro incierto como espectáculo de masas.

Tras verlos, para mí lo más alucinante de ambos documentales son la imágenes que se pudieron rodar los reporteros de Informe Semanal (intenten hacer algo así ahora, hablando de libertades) del derribo de unos de las mejores arquitecturas, que se han construido en el mundo: el Frontón Recoletos. Escalofriantes y poéticas las figuras de los viejos pelotaris rememorando hazañas y tardes gloriosas, encima de sus escombros aún humeantes del valioso edificio.

Treinta años después y con presunto talante demócrata se ha derribado delante de nuestros ojos el Frontón Madrid, para que las inmobiliarias (por cierto, ahora también en pleno ocaso) jugasen a su juego especulador, y aún más grave se ha pretendido sacar de la historia del mismo modo al Frontón Beti-Jai. Un edificio que, no nos cansamos de decir, la Unesco aspira a catalogarlo, si les parece poco, como Patrimonio de la Humanidad. Por el momento, y gracias a la sensibilidad y el trabajo para rescatar la memoria de gente como José se ha salvado por los pelos, pero tal y como están las cosas viendo que parece que aun vivimos en los años 70. Fijo que, al último frontón de Madrid le queda ya muy poco.
D.