1.16.2013

Turbación



Zero Dark Thirty es una peli neofascista enclave de postmodernidad. Presenta, bajo la trama argumental de la búsqueda y asesinato de Bin Laden, agudas reflexiones sobre la situación un mundo sumido en el liberalismo feroz. Centrado en las tensiones que esto producen entre el poder público y el privado que desde hace años tienen a la deriva a los países occidentes. A través del último bastión del Estado: la fuerzas de defensa o guerra. De hecho, la película reafirma el para muchos, y a pesar de conseguir su objetivo, fracaso ejercito de la que debería ser su única tarea "certera": verter la sangre del enemigo.

En el fin, se sustituye la argumentación del uso de la violencia preventiva para liberarse de los ataques terroristas permanente, muy débil, por la venganza.

Pero entre ello, hay un representación desde la visión neoliberal del fracaso del Estado: turbidez política pública, mala gestión sobre los recursos, apatía, confusión, etc.) que obviamente generan líneas argumentales sobre la superación y el liderazgo final del subordinado. A nivel estético asistimos a la definitiva asunción de las agencias de espionaje de las formas de los mercenarios, anticipando su privatización. Las fuerzas armadas toman el aspecto de contratistas privados de Blackwater salvo en la parte final, reconstrucción exquisita de la muerte de Bin Laden.

Si los gritos de las víctimas que nos abren la película son vengados. Pero, el tiro es frío, certero e incómodo. En un mundo que se rompe, en un proyecto demasiado sucio como es cazar a un asesino, todo acaba crujiendo como un ataúd podrido.
D.

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