3.11.2012

Crónica de una sumisión anunciada



Un comedor atestado de ancianos labios, ocupados en digerir palabras y vomitar un continuo murmullo. Sobre el susurrante sonido nuestras voces, a veces interrumpidas por la fugaz visita de algún camarero con una nueva entrega que depositar sobre la mesa.

“- Que yo me entere, a mi siempre me ha gustado atar a mi chico a la cama para follar, eso significa que soy Dominante?? – Entonces yo grité un – Clarísimo! – y la apoye hasta ser la Misstres que es hoy en día. Hubiese sido más fácil no compartir mi necesidad bdsm con mi pareja, como hace casi todo el mundo, y practicarla a espaldas de la sinceridad. Pero siempre tuve claro que si este deseo forma parte de mi, lo disfrutaría en soledad o lo compartiría con mi compañera en caso de que la tuviera.”

El segundo plato sucede al primero.

“Todo el mundo piensa que somos la pareja D/s ideal, los anfitriones impecables en lo público, y los jugadores perfectos en lo privado. Pero la realidad es que al volverse ocupación su faceta de dómina, en casa no practicamos otros roles que los que ejercen otras parejas que se quieren y respetan. Así, yo juego con otras, ella juega con otros.”

Sustituimos el postre por un café.

“Si pudiera retroceder en el tiempo, como en su momento la aconsejó una afamada Misstres, no la hubiese animado a labrar su carrera, a correr lejos de nuestra complicidad. Ahora la veo con su corte de sumisos y siento ese solitario dolor. Pero salvo eso, tengo suerte de estar con ella.”

Mi chica tiene un blog: Deseo divergente. Diario sexual de una identidad diversa.
D.

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