5.11.2010

Manos

Tus dedos me acariciaban levemente la mano.
Me sobresalté, pero no la separé.
Al poco, yo también me atreví a repetir tu gesto.

Un momento único. Tan hermoso como especial, que me hizo olvidar la pesadilla enloquecida que estoy padeciendo.

Sólo puedo decir, gracias.
D.

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