12.12.2009

Mini-guía escénica de Óscar Villegas




Hola a todos y a todas.

Ahora que se va acercando la última semana de trabajo, pienso que sería interesante que todos vayamos pensando en la vertiente escénica de cada uno de los proyectos.
Como todos sabéis, uno de los objetivos del taller Helloworld es el de que todas las propuestas puedan mostrarse dentro del marco de lo que llamaríamos una acción escénica.

Para todos aquellos cuya relación con la escena haya sido escasa o nula, he tratado de elaborar una pequeña guía a modo de preguntas y guiones sencillos que os permitan de manera fácil valorar todo lo que una propuesta escénica conlleva.
Esta guía en cualquier caso no pretende ser exhaustiva, es sólo una manera sencilla de ponernos todos a pensar-trabajar sobre la dimensión escénica de cada uno de los proyectos.

Creo también que es importante que todas las reflexiones y conclusiones a las que lleguemos sean realizadas bajo el concepto de IDEAL; es decir, pensemos cómo debería ser nuestra propuesta en las condiciones ideales de trabajo. Pondré un ejemplo un poco tonto, pero creo que suficientemente ilustrativo: si llego a la conclusión de que lo ideal en mi propuesta es que haya un cuerpo de baile formado por 6 bailarines y 6 bailarinas vestidos todos ellos con esmoquin de color rosa, yo debería anotar esa posibilidad como ideal a conseguir; luego llegará el momento de ver las posibilidades que tengo de disponer de ese fantástico cuerpo de baile o, en el caso de que por motivos de producción no pueda disponer de ello, hacer una TRADUCCIÓN de ese elemento, buscando otra solución REAL que conserve la esencia de lo que me ha llevado a pensar en la primera opción.

Vamos allá con esta mini-guía:

Como nota general, deberías pensar que todo lo que no decidas existirá de igual manera y será un elemento escénico que SIGNIFIQUE (sumando o restando) a pesar de que no lo hayas tenido en cuenta. Si, por poner un ejemplo, no has pensado cómo debería ser el suelo del espacio escénico en el que vas a mostrar tu pieza, ese suelo existirá igualmente y el espectador lo recibirá como un elemento más de tu puesta en escena.






Espacio escénico:

Plantéate cómo deberían ser la geometría y las dimensiones ideales del espacio escénico para mostrar tu pieza. Piensa en su horizontalidad y en su verticalidad; esto es, cómo es el suelo (su textura, su color,...) y los elementos verticales que lo circundan (paredes, fondos, columnas, puertas, aberturas). Define cómo debería estar acotado ese espacio y su tamaño ideal. Piensa en el espacio escénico como un marco, un lienzo o una caja vacía en la que van a suceder cosas.

Kittens by Ben Pearce. 

Espacio escenográfico:

Cada elemento que incluyas en el espacio escénico se convertirá automáticamente en un elemento escenográfico que puede sumar o restar. Si necesitas una mesa piensa en su forma, su dimensión, los materiales con los que está construida. Una mesa de estilo castellano nada tiene que ver con una mesa de acero y vidrio templado aunque ambas puedan cumplir una función meramente utilitaria como poner sobre ellas un ordenador u otros equipos técnicos. Si necesitas una superficie de proyección piensa si lo ideal es utilizar una superficie rígida suspendida del techo, una pantalla de proyección al uso, una caja de cartón o una de las paredes del lugar.

Espacio-público:

-¿A que distancia de la acción van a estar situados los espectadores?
-¿Están de pie, sentados, en el suelo?
-¿Cuántos espectadores? ¿200, todos los que vengan, sólo 10 por función, sólo uno por función?
-Los espectadores ven la cosa rodeándola, de frente, desde dentro del espacio escénico,...?



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Iluminación y espacio sonoro:

He puesto juntos estos dos elementos a propósito.
Como todos sabéis, la luz y el sonido son elemento intangibles. Ambos necesitan de un segundo elemento para que podamos percibirlos: la luz una superficie en la que reflejarse, el sonido un elemento a través del cual propagarse. Ambos fluctúan y cambian a lo largo del tiempo. Ninguno de ellos significan, ni representan. Ambos están siempre presentes. Los dos pueden actuar (colándose por los canales subconscientes y emocionales del espectador) como perfectos y eficientes conductores del flujo de los acontecimientos en una propuesta escénica.
Una leve variación en la intensidad y la angulación de la luz puede suponer un gran cambio en cómo el espectador recibe una imagen o una acción. La elección de una secuencia sonora u otra cambiará definitivamente la naturaleza de lo que observamos.
Debemos entender que el espacio sonoro lo conforma todo lo que el espectador escuchará a lo largo de un evento escénico: música, ruidos accidentales, el sonido producido por el movimiento y la voz (la voz también es movimiento) de los que se encuentran en escena, cualquier ruido o sonido grabado o generado en directo en un determinado momento.
Con respecto a la luz lo mismo: una luz que permanece sin cambio aparente a lo largo del tiempo, una luz que cambia de manera casi imperceptible o de manera totalmente perceptible, su color, las zonas de luz-sombra que crea, desde dónde viene...
A mí siempre me es útil trabajar con conceptos en el caso de estos dos elementos: frío-cálido, suave-abrupto, abierto-cerrado, tranquilo-agitado, violento, incisivo, melancólico, romántico, vital, jovial, dramático,...






Vestuario:

Una anécdota real. Una bailarina que conozco hizo un solo y decidió que cada vez que hiciera ese solo se pondría para la función la primera camiseta que sacase del cajón de su armario. Esta era una elección totalmente consciente por su parte. Esta bailarina presentó su solo en un festival. La pieza era una coreografía bastante conceptual y abstracta. Un programador vio la pieza en ese festival. La bailarina llevaba ese día una camiseta (la primera que sacó de su cajón) con una imagen que hacía alusión al problema en Palestina. Al programador le encantó la pieza y la programó en su festival. Cuando esta bailarina hizo su pieza en este segundo festival el programador quedo absolutamente desilusionado, la camiseta que lucía la bailarina (la primera que sacó de su cajón ese día) era simplemente una camiseta de color azul. La lectura política de la pieza que hizo el programador cuando vio por primera vez la coreografía quedaba absolutamente desmontada.



 

Ejecutantes:

Todo el que aparece en escena es un ejecutante, ya sea un actor, un bailarín o un músico con su portátil. Aunque a un nivel simplemente técnico, un ejecutante es un mero elemento más de la puesta en escena, es importante saber que una personita en escena capta la atención inmediata del espectador.
Todo ejecutante tiene un cuerpo. Da igual que “sólo” salgas a leer un texto delante de un micrófono. Tienes un cuerpo. Lo siento, es así. Y además se te ve. Por muy almidonada que sea tu camisa se te ve el cuerpo. Y el espectador te lo ve y saca más conclusiones acerca de lo que ve de las que te puedas imaginar.
Así que más te vale tener muy claro qué va a hacer ese cuerpo porque todo el mundo va a estar mirándolo.
Los cuerpos se mueven y generan cosas, manipulan cosas, se mueven, se relacionan entre ellos (siempre) y además significan más que ningún otro elemento. Son capaces de generar signos reconocibles y de producir todo tipo de sonidos, entre ellos lo que conocemos como lenguaje hablado o palabra.
Como verás, el elemento aquí denominado ejecutante es quizá el elemento más complejo de toda la puesta en escena, así que conviene tener muy claro cómo articular todo lo que un cuerpo puede generar.
Baste este ejercicio simple para empezar a comprender la complejidad de la cosa: apréndete una frase de memoria, camina por el salón de tu casa con el cuerpo erguido, di la frase en alto varias veces. Ahora detente, mira hacia un punto fijo y vuelve a decir la frase. Ahora túmbate en el suelo, gira la cabeza y vuelve a decir la frase como si se la dijeras a alguien que duerme a tu lado. ¿No hace falta que sigamos, verdad? Pues eso.

Todo junto:

Si al último ejemplo o ejercicio le sumamos los diferentes elementos de los que hemos ido hablando en cualquiera de sus múltiples variaciones (el ejecutante tumbado al fondo de la escena muy lejos de los espectadores diciendo su frase vestido con un traje de chaqueta oscuro alumbrado por un haz de luz violeta concentrado sobre su rostro mientras escuchamos una secuencia de ruido blanco que parece proceder del fondo y que poco a poco va creciendo en intensidad) obtendremos una imagen o una secuencia concreta que irá en la dirección de lo que queremos mostrar o contar. Si dejamos cualquiera de esos elementos al azar, esa imagen o secuencia se alejará en mayor o menor medida del ideal al que aspiramos.





En el taller HelloWorld!:

Pienso que el punto de partida ideal sería que cada uno de nosotros pensemos en cuáles serían los elementos ideales que compondrían nuestra pieza escénica. Como dije al principio, partir de ideas precisas supone también tener la posibilidad de acercar nuestro ideal a la realidad material con la que nos encontraremos, intentando hacer una traducción de nuestra propuesta para adecuarla a esa realidad tangible del momento.



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Para todos los proyectos:

Creo sinceramente que todos, incluso los proyectos “más técnicos”, tienen posibilidades de ser presentados bajo la forma de una pieza escénica.

Ánimo,
que el esfuerzo merece la pena.

Óscar Villegas es uno de los más importantes performer de la escena española. Tenemos la suerte de conatr con él en el taller HelloWorld! que estamos organizando en en el Medialab de Madrid. Como parte de su labor en este proceso de producción colectiva como profesor invitado, ha llevado a cabo esta mini-guía que te ayuda a pensar en como pasar tu proyecto a escena (no olvidemos que el enfoque del taller es más técnico que escénico).

Como habréis podido comprobar el texto es tan bueno que no he podido menos que compartirlo con todo el mundo.
D.

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