7.12.2009

Sinvergüenza


Cargarse un edificio histórico para hacer una hotel es una muestra de avaricia y falta de sensibilidad. Darle permiso para hacerlo, cuando para lo que debes estar es para proteger el patrimonio, es un error y una muestra de vulgaridad. Pero intentar rentabilizar una actuación tan destructiva en medio de la crisis de un mercado salvaje, es una estupidez como tantas que jalonan nuestro triste presente.

El frontón Madrid ha desaparecido sin sentido. Y por desgracia no ha tenido unos salvadores como los vecinos del Beti Jai. Con este frontón se ha cumplido paso a paso, lo pactado por el poder: el ayuntamiento cambia el uso y desprotege el edificio. La propiedad inmediatamente entra y lo arrasa. ¿Se construye...?

Hoy, en el espacio del viejo frontón sólo hay un gran agujero. Otro agujero de la vergüenza, pensado para el otro gran error urbano: un aparcamiento. Eso si, dejan la fachada (por ley). Qué no se diga.

El problema es de nuevo el de siempre: las soluciones vía los empresarios avispados (... dejámelo a mí, que me marco un hotel de lujo, y encima doy trabajo....) resulta que siguen fallando como una escopeta de feria. A la vista está que el frontón de la calle Doctor Cortezo, ya inservible, tiene pinta de que no va albergar hotel alguno, y va a ser pasto de andamios por unos cuantos años (¿les suena?).

Dan ganas de llorar, pensar en como han destruido el frontón. Dan ganas de llorar al ver que faltó muy, muy poco para que le hubiesen hecho lo mismo al Beti Jai.
Al menos les queda este documento que un gran pequeño hombre de RTVE rescató de sus intocables archivos y lo puso en común: El documental de las mujeres pelotaris del Frontón Madrid.

El pan de cada día de nuestro triste mundo: Políticos sinvergüenzas y gente vulgar.
D.

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