9.11.2008

Entre finos

Un silencio húmedo y oscuro invade la bodega. El olor del vino fermentando emborracha la piel. Caminamos despacio por el suelo de arena, observando cómo la escasa luz que atraviesa los ventanales ilumina las telarañas de las botas. Es un espacio sobrecogedor. Nos alejamos del grupo para estar solos, pero la guía nos llama la atención. Nos devuelve a la realidad.

Empinando el codo, la crónica de nuestra performance alcohólica en Jerez.
D.

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