3.13.2008

Incentivos, capitalismo versus emoción

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Para ello has de tener en cuenta el contexto de la persona con la que tratas, ver cuáles son los incentivos que harán que obtengas la mejor relación con ella. Hay un estudio curioso que compara dos métodos para conseguir que los alumnos limpien una escuela.

Uno sermoneaba a los estudiantes acerca de que debían ser limpios y ordenados; el otro los felicitaba por ello. El sermón no sirvió de nada, pero la alabanza multiplicó por tres la recogida de basura. Los estudiantes veían una ganancia en identificarse como gente limpia y concienzuda.

(...)
¿Cambio dinero por afecto y tiempo?


Y así desembocamos en la idea del autoengaño, tan importante para la economía, ya que las decisiones económicas no se toman con la cabeza. Somos seres emotivos, y normalmente nos sentimos más capaces y mejores de lo que en realidad somos.

Tyler Cowen, autor del blog económico más visitado del mundo.
La Contra de La Vanguardia, 13/4/2008.

Vía SG.

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